#20


#53

Me clavo en los pies las esquirlas del barro cocido
y voy viendo Persias en los rincones;
las piso con mi nombre
y con mis suelas engarzantes de diamantes.

Mientras cargo el remolque de mi sangre en mi cerebro
lloro por un ojo,
nunca por el mismo,
en el entusiasmo imbécil de limpiarme la mirada.

Y camino por las calles con forma de pasillos
y se abalanzan las puertas en mis nudillos;
las muecas en mi cerebro;
con un sol quemándome la espalda partida.

Estoy entre el latin king y el ñeta,
entre el navajazo y la carne,
como una camiseta desgarrada;
como esa voz colocada cantando flamenco.

Rozo sus hebras con mis yemas
y hundo los metacarpos
en las bocas y mejillas,
mientras me diseccionas la mirada

Y rozo sus hebras con la madera de mis manos
y me meto hasta la cocina...
y me meto... y me meto...
me meto sin descansar, salido de las esquinas,
con la camisa por fuera,
la sonrisa de una Cleopatra
y el puño de un César

#54

Voy dejando mis pétalos
en el suspiro de las gomas
con el tacto del vacío y del beso amortiguado
del plástico con el cristal.

Las estrellas temblequean mientras te recito
y las ofrendo a los cielos
cuando aprieto las mandíbulas en un sueño amorfo,
y éste estalla;
cuando el verano se acerca con la caricia de una ola
y me meto en la frecuencia del pedrusco redondo.

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